Cuando eres joven, muy joven, los amigos son para vivirlos. A medida que te haces mayor tiendes a recordarlos. Y si solo los recuerdas es por que no los conservas. O los conservas pero no los cuidas como deberías. Una simple llamada desde la lejanía y, de tarde en tarde, no hace mas que tranquilizar la conciencia de uno mismo. Recomiendo no acabar como aquella canción de Topo que decía “Mis amigos, con los que jugué, ¿dónde estarán?”
domingo, 7 de febrero de 2010
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