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El fin de semana pasado, tuve que asistir al funeral y entierro de un tío relativamente cercano en Mérida. Independientemente de los sentimientos que aquello generó (que los guardo para mi y no para este blog), me quedé con dos imágenes del cementerio de esa ciudad.
La primera, que allí se encuentra enterrado Juan de Avalos, el escultor de las imágenes de los cuatro apóstoles que están situados en el primer basamento de la cruz de el Valle de los Caídos.
La segunda, fue un majestuoso mausoleo, que sobre la puerta de entrada tenía un letrero que decía “Propiedad de D. .........” (omito el nombre por respeto). Me hizo gracia. Muerto y propietario a la vez. ¿Propietario de qué?
La primera, que allí se encuentra enterrado Juan de Avalos, el escultor de las imágenes de los cuatro apóstoles que están situados en el primer basamento de la cruz de el Valle de los Caídos.
La segunda, fue un majestuoso mausoleo, que sobre la puerta de entrada tenía un letrero que decía “Propiedad de D. .........” (omito el nombre por respeto). Me hizo gracia. Muerto y propietario a la vez. ¿Propietario de qué?
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