Ya empezaron los carnavales en la tacita de plata, ya se oyen las primeras coplas, que tantos vellos de punta ponen a los gaditas de sangre. La crisis se detiene hasta que asome Doña Cuaresma y muera Don Carnal. No importa, los estómagos se llenan con la “gracia” de Cádiz. Esa “gracia” que encumbra el absentismo laboral, o las horas perdidas en los Astilleros. Esa “gracia” que solo se mira el ombligo y que no es capaz de ver mas allá de lo que hay detrás del Estadio Carranza. Por que si lo hiciera, requeriría demasiado esfuerzo, y con ser la ciudad del pescaito frito y la “gracia” ya es suficiente.
La foto es de lavozdigital
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